estamos presos en el día a día
en el cruzar de las calles
el olor a cigarro,
las aceras llenas de hojas
en las lloviznas efímeras
Terminamos por convertirnos en eso que tanto criticamos,
brújulas sin rumbo,
vidas que siguen siempre la misma dirección
como marionetas borrachas de un tenue gris.
convirtiendo en un vicio, la frustración;
criticar; acomplejarnos.
A pesar de los instantes de magia.
los destellos de felicidad.
Solemos extraviar las alegrías,
por seguirle el trote al ajetreo
solo porque ahora es el momento...
¿y cuando es el momento
de las cosas que nos hacían fantasía?
¡lo que al fin y al cabo nos llena!
una taza de té, hornear un pastel; treparte a la cima de un
árbol
volar una cometa con la ilusión de un niño;
pero dejamos de lado lo que nos gusta hacer.
Nos conformamos, solo con perder
no sabemos ver, volar,
oler la poesía que se escapa de las líneas a la verdad
entender los detalles, crecer.
nos dedicamos a olvidar lo que más nos motiva a vivir
escribir, bailar...
lanzar un avión de papel
Y no esperar que este llegue a su destino.
Caminar, contar las estrellas, las nubes, que se yo,
cantar... reír
aunque cueste,
las simplezas hay que aprenderlas a ver.
Identidad... eso tienen estos versos.
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