Tal vez no me siguen las frases desde que estoy “feliz”
Porque conseguí el mejor licor
Y posé mis deseos en sus labios
Pero, olvidé el romance en la mañana
Con una terrible jaqueca

Tal vez las frases olvidaron mi dirección desde que estoy “cómodo”
Porque mi conexión de internet no fallece
Y posé mis deseos en conocer otras vidas
Pero, mis lentes se partieron
Y lo brillos de la pantalla lisa que me acompañan
Abofetean mis pupilas
Dejando una terrible jaqueca.

Tal vez las frases extraviaron mis noches desde que duermo “bien”
Porque cambié mi cama por una pequeña para que no quepa la soledad
Y posé mis deseos en soñar un poco más
Pero, los recuerdos destellantes cegaron mi camino
Causándome insomnio
Y sí, una terrible jaqueca.

Estoy seguro de que ya no escribo poesía
En la libreta hay un cartel gritándolo
“CERRAMOS POR MANTENIMIENTO”
Pero, en algún lado
Un niño susurra
Está cansado que lo silencien

                                                     Está cansado de las jaquecas. 

El adulto aburrido de los tal vez; por Edgar Rovallo


A los desaparecidos
y los que buscan

***


Mírame
mira mis ojos
mira mis manos.
Pronto seré un fantasma
                                     rugiendo en tu recuerdo.
Pronto no me verán más
ni mis hijos
ni mis padres
ni nadie.
Mas yo estaré escondido
                                     bajo los susurros de sus plegarias
                                                                         palpitando
                                                                         viviendo.
Mírame desaparecer en la fosa
para habitar la memoria de mis hijos
de mis padres
de todos.

Mírame perseguirte.


***


Me quitaste la vista
me quitaste la voz
pero no me quitaste las piernas
                                               (no puedes)
Y camino ciego
camino mudo
camino sobre las espinas
camino sobre los carbones
camino
           quemo
                    desangro.
Solo una bala puede detenerme
mas no detendrá
a los miles detrás de mí.


***


Tus fotos están en el periódico
en las paredes
en los postes de luz.
DESAPARECIDA dicen
y yo ni recuerdo
                       la última vez que olvidé
                                                          recordarte.


***


¿Olvidar?
¿Olvidar el destierro, la ausencia, la asfixia?
No.
No olvidamos.
La herida nos escribe y no somos de papel.
La pena nos deforma y no somos de plástico.
Algo hondo nos crece adentro.
Algo con pelos y patas y uñas.
No olvidamos la carencia.
La batalla contra las mandíbulas de la noche
se libra con la luz de sus rostros.


José Ignacio Contreras: 4 poemas escritos una noche




Ramón Palomares nace el 7 de mayo de 1935 en Escuque, estado Trujillo. Miembro fundador del Grupo Literario Sardio. En 1952 obtuvo el título de maestro normalista en la Escuela Normal Federal San Cristóbal. Se graduó como Profesor de Castellano y Literatura en el Instituto pedagógico de Caracas (1958). Enseñó en colegios de educación secundaria en el estado Nueva Esparta, en el estado Trujillo y en el Distrito Federal. Licenciado en Letras en la Universidad de los Andes, de la que fue profesor titular de Literatura.
En 1958 publica su primer libro de poemas: El Reino, por la editorial del grupo Sardio. Por esta época forma parte de Sardio, al lado de intelectuales como: Salvador Garmendia, Adriano González León, Guillermo Sucre, entre otros.
En 1963 se suma al movimiento estético El Techo de la Ballena, y participa como editor de la revista Rayando sobre el techo.
En 1966 la editorial Seix Barral, de Barcelona, publica la Antología de la poesía viva latinoamericana, de Aldo Pellegrini. Por Venezuela están: Ramón Palomares, Rafael Cadenas, Juan Calzadilla, Juan Sánchez Peláez y Francisco Pérez Perdomo.
Recibe el Premio Nacional de Literatura en el año 1975 por Adiós Escuque.
Le es conferido el Doctorado Honoris Causa el 14 de junio de 2001, en el Aula Magna de la Universidad de los Andes. En un acto sin precedentes, estuvo acompañado de Juan Sánchez Peláez y Rafael Cadenas, también merecedores del Doctorado.
Vivió en Mérida hasta su muerte, la cual acaeció el 4 de marzo de 2016 debido a una cardiopatía. 



Entre el río
A Edmundo Aray

Voy a entrar en un río
me quito la ropa y entro y le abro la puerta
y miro adentro de su casa
y voy a estar sentado en las sillas negras
y en los espejos;
cuando hable escucho qué dice y qué quiere
y cómo manda a todos y dice que se va a remolinear
y veré cuando sus patas empiecen a despedazar la ladera.

Tomaré agua de su corazón y me beberé su cuello
y haré gárgaras y escupiré adentro
y en los ojos le pondré piedras y le quitaré los diamantes y los pedazos de oro
y de ojos le pondré unos gatos
y veré qué vestidos se pone y cómo hace para correr
y si está durmiendo le escarbaré a ver qué sueña.

Yo vi qué come el río y vi su mesa
y tenía platos como guayabas podridas y ganado muerto y casas
y todas las siembras que se llevó
y un hilo verde, muy verde, como un ángel.
Me estuve sentado viendo un gran campo que estaba debajo
y allí cantan todos y se ponían morados
hasta que se oyó una voz durísimo
y salieron iglesias y calles de las nubes
y todos corrieron
y comenzó el río a decir que se iba a morir.

Paisano (1964)



Dice que ya no le hacen falta flores
A Baica

Dice que ya no le hacen falta flores que paqué
Que se las guarden pa la fosa dice
Que se la lleven a la Inmaculada dice
Yo no
    A mí no
Por eso está cortando todo
                                     Por allí por allá
No deja nada con cabeza
     Los almendrones se pusieron blancos cuando
                                                pring!
     Comenzó a darles encaramado en la escalera
                                                 El
     que vive envenenado
A las gallinas
   Al perro
   A las matas de rosa
   A todo A todo lo voy a fregar dice
Paqué flores
   Paqué tanto animal
   Pa puro echar jaretas!
   Y Pring,
   Suena el machete en la ramita
   Corta el filo y en el tronco
Que se friegue todo
   Que se fuña
   Y ya en la casa no es más que afanar
   Y corta que te corta
                                  Y “¡Bajemeeso!”
   Y “¡Tumbemeeso!”
  “Qué caray”

Adiós Escuque (1968-1974)





Mi padrino tiene una pesadilla
Al Catire Hernández

Se despertaba dando gritos
Déjenlo! No se metan con él
Déjenlo!

Y abría tamaños ojos
hasta que se encontraba de nuevo
Entonces se tocaba el corazón
Suspiraba…

Ay cómo está cansado de ese largo viaje
hasta tantos años atrás
en los patios de café
por los potreros,
en las calles empedradas donde rechinaban los cascos de tanta bestia…

La noche está pesada decía
El tiempo está pesado decía
La vida está pesando mucho… mucho

Adiós Escuque (1968-1974)




El patiecito
A Pedro Parayama

Me dijo mi padre el Dr. Angel
Qué haces Rómulo?
Estoy desyerbando el patiecito
   voy a sembrar
       Pero…
¿Adónde está lo que te di Rómulo?
De qué estás viviendo?
Bueno soy escribiente padre
   Escribiente.
Entonces
   No fuiste lo que yo soñé
Ay padre
   lo que soñaste se lo llevaron las aguas
   Ahora solo hay malezas
   malezas ¿ve?
   Estoy limpiando el patecito


Adiós Escuque (1968-1974)





El alma dándole de beber
Para Alberto Patiño

Llene este vaso
Llénalo y llévalo hasta su corazón Beba
Haga beber su corazón
Beba con sus ojos Beba con su frente Beba otra vez
Ya está!
                          Mire ahora
¿Qué me dice del Fondo? No ve acaso una flor?
Sí Esa es la flor que anda en Usted Ai va su flor
         Color de vida Sí
         Bien puede ser el infortunio
         Ai está el cielo bajo
          Ya su peso lo abruma
         Contra las piedras dan sus huesos
         Cuidado! Mire los arreboles
         Aguante
          Agárrese bien duro
          Pero no vaya a asirse a una quimera
          Es de la vida que se agarra el mortal Es del vaivén
Ya viene el viento negro Ya le encima su muerte
          Ya lo despedazó
Vuelva Cierre los ojos
Florecita Quién te ha mandado disvariar
Mi corazón está cantando
Dando brincos Volando está mi corazón

Adiós Escuque (1968-1974)


Ramón Palomares


Los siguientes poemas pertenecen al poemario Primera muerte, galardonado por la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello en el 19° Concurso Nacional de Poesía Joven "Lydda Franco Farías" 2016.

***


Seis o siete comas en el cielo
pausan la lectura del gran libro de las nubes.
El mito decapitando formas
justo sobre nuestras cabezas.
La repetición infinita
de la caída infinita.
Manada de azulejos fugitivos del óleo celeste
pedazos de la totalidad intocable.
La antipintura antipintando el antipoema,
los antipoetas antipoetizando la antimuerte,
los antimuertos antihabitando la antivida.
La historia de las fechas
y las fechas de la historia
sin punto final
ni contraportada.



***


El camino nos camina.
El vuelo de los pájaros
                                   nos
                             despluma.




***


El frío ajustado a la piel
como un vestido de invierno.
El cuello ceñido
por las pesadillas que rondan
en busca de un cuerpo para poseer.
Las nubes engullen manadas de aves negras que caerán como lluvia,
las hormigas beben la sangre,
el perro frío olfatea los huesos deshabitados.
La noche llega y reclama
abrázame
tus hermanos te rodean
sienten el mismo frío
los despierta el mismo espanto
son el mismo pueblo con hambre.


José Ignacio Contreras: 3 poemas

  
 Alfredo Arvelo Larriva, nacido el 25 de mayo de 1883 en Barinitas (capital del municipio Bolivar, estado Barinas) fue un poeta, periodista y político venezolano. Hermano mayor de la poetisa Enriqueta Arvelo Larriva y primo del también poeta, Alberto Arvelo Torrealba.

   Desde niño recibió una gran educación.  A los doce años fue enviado a Caracas para que cursara su bachillerato. En plena juventud se dio a conocer como escritor publicando textos periodísticos en los medios; Hoy Sábado y El otro. Debido a su ideal revolucionario, y en consecuencia por su oposición al régimen de Juan Vicente Gomez logró consagrarse como uno de las figuras del periodismo venezolano.

   En su obra poética destacó en sus inicios una huella de modernismo hispanoamericano, la cual luego evolucionaría a post- modernismo. En su trabajo se puede ver la espontaneidad, la naturalidad, la irónica acidez y siempre visible jocosa amargura. Algunos de sus textos fueron publicados bajo el pseudónimo de “E. Lenlut”  (estas son las primeras letras del apodo colocado por sus amigos, “el enlutado”.)

   Su primer poemario se hizo público cuando dio a la imprenta una colección de versos titulada Enjambre de rimas (1906), posterior a eso, fueron publicados Sones y canciones (1909), por último La encrucijada. Secuencias de otro evangelio. Salmo a los brazos de Carmen (1924), en éste último poemario se puede ver a un Alfredo más decaído en la amargura, en la soledad y el desenfado que era causada por aquellos ocho años de destierro en La Rotunda. En 1949, después de su muerte el ministerio de educación de Venezuela decidió realizar un recopilatorio con todos sus poemas titulándolo Sones y canciones y otros poemas.

   Muere en Madrid el 13 de Mayo de 1934.

  Aquí algunos de sus trabajos poéticos:


La bestia
Campesino membrudo, de verdes años,
robusta labradora, de fresca vida,
se apresuran, opuestos, por escondida
senda que bien conocen ciervos huraños,
a toparse en el bosque —fácil guarida
de parejas a fruto de los regaños
y ojerizas paternos. ¡Con qué de amaños
la cita deseada fue convenida!
—Digo las cosas claro; nadie se asombre—.
Van urgidos del hambre por la molestia:
él con hambre de hembra y ella de hombre.
Se juntan... y tendida, tras un instante,
sobre el césped se agita súbita bestia,
bicéfala, cuadrúpeda, jadeante...

-Extracto tomado de
 Sones y Canciones y otros poemas (1949)


La melancolía de Lucifer.

Lucifer ha venido: (lector: no hagáis derroche 
de sorpresa y espanto: Suele venir en coche, 
a visitar mi alcoba y a departir conmigo, 
pérfido y agradable como cualquier amigo).
Lleva traje de luto con que sale de noche. 
(Lectora: no hayáis miedo. Se viste sin reproche. 
En un siglo elegante, pensáis que el Enemigo 
Malo vaya desnudo, o en ropas de mendigo?
Me saluda y observo que no está bien diabólico. 
Tal vez ha comenzado de nuevo a ser católico... 
Y murmura en un tono triste y confidencial:
-El Mal, de nada sirve; sólo me causa tedio. 
-¿Y el Bien?- Satán responde: -¡Ridículo remedio! 
El bien no es sino una forma sutil del Mal...
-Extracto tomado de
 Sones y Canciones y otros poemas (1949)




Mirándote a los ojos
Mirándote los ojos te miro toda entera. 
Toda entera deslumbras en su magia sombría. 
Así en un solo pájaro toda la melodía 
y en una rosa única toda la primavera.
Ojos negros y próceros de claridad procera 
que a tu beldad son dúplice blasón de señoría. 
Sabios en luz y sombra, no saben todavía 
que por ellos mi trágica desesperanza espera.
Y me forjo, mirándolos, el despotismo doble 
de dos hermanos príncipes que con su brillo noble 
subyugan un imperio presa de torvos males.
Porque mi alma sufre, tenebrosa de tedio, 
con la fe melancólica del ansia sin remedio, 
la tiranía fúlgida de tus ojos triunfales.
-Extracto tomado de
 Sones y Canciones y otros poemas (1949)


Plenitud.

Hoy cumplo treinta años de mi vida, 
y doblo de la vida el Cabo de Hornos. 
Y la ruta sin altos ni retornos 
hacia el futuro va desconocida.
Atrás quedó mi juventud, ¿perdida? 
Yo la maté: lo digo sin adornos. 
Yo la maté: lo digo sin bochornos. 
Así mata un amante a su querida.
Pero no la perdí. Transfigurada, 
ella fue mi sostén en la jornada 
de tres mil días por la Selva Obscura.
Ella me dio la paz que reverencio, 
flor de la soledad y el silencio. 
Y soy un buen doctor en amargura.
-Extracto tomado de
 Sones y Canciones y otros poemas (1949)




Alfredo Arvelo Larriva




-           José Antonio Ramos Sucre, nacido en Cumaná (Estado Sucre)  el 9 de Junio de 1890. Fue un poeta, educador y diplomático venezolano. Hijo Jerónimo Ramos Martinez y de Rita Mora Sucre, sobrina del gran mariscal Ayacucho Antonio José de Sucre. 1900 es enviado a Carupano para ser educado por su padrino y tío paterno, José Antonio Ramos Martinez, quien lo inicia en el latín y los libros, pero apartándolo de los juegos infantiles. En 1902 muere su padre, y en 1903 después de la muerte de su tío regresa a su hogar.
  En 1910 se gradúa de bachiller en filosofía y por sus dotes excepcionales es enviado a Caracas para que prosiga con sus estudios de idiomas y comenzar con las carreras de derecho y literatura. Graduado de abogado en la UCV en 1917 y posteriormente de Doctor en leyes en 1925.
  Su obra literaria es dada a conocer desde 1911 cuando comienza a  ser publicado por varias revistas y diarios, sobre todo El Universal, donde aparecieron 108 de sus poemas en prosa. Recopila su obra en Trizas de papel (1921), Sobre las huellas de Humboldt (1923), ambos integrados a La Torre de Timón (1925), en 1929 publica juntos dos libros distintos, Las formas del fuego y El cielo de esmalte.
  
  Conocido como un hombre solitario, introvertido, dedicado a la lectura y al estudio. En sus poemas en prosa se puede reflejar aquel afligido individuo que sostuvo una infancia alejada de su inocencia y una enfermedad nerviosa la cual se manifestaba en un frecuente estado de insomnio. En ese estado febril recorre las calles de la ciudad en horas nocturnas. En sus textos expresa el sufrimiento que le produce su cada vez más pronunciada fatiga mental.

«El mal  es un autor de la belleza. La tragedia, memoria del infortunio, es el arte superior. El mal introduce sorpresa, la innovación en este mundo rutinario. Sin el mal, llegaríamos a la uniformidad, sucumbiríamos en la idiotez.»

   Su obra, al no poder ser catalogada dentro de las corrientes literarias de su tiempo, no será tomada en cuenta hasta casi medio siglo después, cuando se le reconoce como uno de los poetas más originales y avanzados de siglo XX venezolano.
El poeta muere en la ciudad de Ginebra el 13 de Junio de 1930 en medio de un viaje diplomático, suicidándose con una sobredosis de veronal.

Aquí algunos de sus poemas:



El episodio nostálgico.

Siento, asomado a la ventana, la imagen asidua de la patria.
La nieve esmalta la ciudad extranjera.
La luna prende un fanal en el tope de cada torre.
Las aves procelarias descansan del océano, vestidas de edredón.
Protejo, desde ayer, a la huérfana del caballero taciturno, de origen ignorado.
Refiere sobresaltos y peligros, fugas improvisas sobre caballos asustados y en barcos náufragos. Añade observaciones singulares, indicio de una inteligencia acelerada por la calamidad.
Duda si era su padre el caballero difunto.
Nunca lo vio sonreír.
Sacaba, a veces, un medallón vacío.
Miraba ansiosamente el reloj de hechura antigua, de campanada puntual.
Nadie consigue entender el mecanismo.
He espantado, de su seno, las mariposas negras del presagio.

Poema extraído de la Torre del Timón (1925).


  

De profundis.

He recorrido el palacio mágico del sueño. Me he fatigado en vano por descubrir el vestigio de una mujer ausente de este mundo. Yo deseaba restablecerla en mi pensamiento.
          Conservo mis afectos de adolescente sufrido y cabizbajo. Su belleza adornaba una calle de ruinas. Yo me insinuaba hasta su ventana en medio de la oscuridad crepuscular. Me excedía en algunos años y yo ocultaba de los maldicientes mi pasión delirante.
          Dejó de presentarse en una noche de temores y congojas y recordé infructuosamente las señas de su vivienda. Un temporal corría la inmensidad.
          Yo seguí a desahogar la melancolía indeleble en una aventura, donde mis compañeros se perdieron y murieron. Yo amanecí en el recinto de una iglesia, monumento erigido por una doncella de otros siglos. El sacerdote encarecía las pruebas de su devoción y anunciaba desde el púlpito amenazas invariables. Celebró después el oficio de difuntos y llenó mis oídos con el rumor de un salmo siniestro.

Poema extraído de El cielo de esmalte (1929).


El desesperado.

Yo regaba de lágrimas la almohada en el secreto de la noche. Distinguía los rumores perdidos en la oscuridad firme.
          Había caído, un mes antes, herido de muerte en un lance comprometido.
          La mujer idolatrada rehusaba aliviar, con su presencia, los dolores inhumanos.
          Decidí levantarme del lecho, para concluir de una vez la vida intolerable y me dirigí a la ventana de recios balaustres, alzada vertiginosamente sobre un terreno fragoso.
          Esperaba mirar, en la crisis de la agonía, el destello de la mañana sobre la cúspide serena del monte.
          Provoqué el rompimiento de las suturas al esforzar el paso vacilante y desfallecí cuando sobrevino el súbito raudal de sangre.
          Volví en mi acuerdo por el efecto de la diligencia de los criados.
          He sentido el estupor y la felicidad de la muerte. Un aura deliciosa, viajera de otros mundos, solazaba mi frente e invitaba al canto los cisnes del alba.

Poema extraído de Las formas del fuego (1929).


El duelo.

El galán quedó tendido en el suelo de nieve, entre los árboles disecados por el invierno. Salía del baile de máscaras, animado de la pasión de los celos, a demandar un desagravio. Recibió en el pecho el aguda lámina de hierro.
          La dama vestida de terciopelo azul, motivo de la discordia, presenció el curso y el desenlace del conflicto sangriento. Le atribuían en secreto uno de los apellidos más nobles de Francia.
          El mágico de ropilla escarlata sostiene en sus brazos al moribundo y escucha las últimas palabras, enunciadas con la voz ansiosa y débil de un infante. Presta el auxilio de una ciencia difamada.
          La mujer culpable se recoge en el palacio de exquisita arquitectura. Sus autores y fabricantes se habían inspirado en la fauna. Balbuce de miedo al considerar la noticia de una peste ensañada con las hermosas y criada en los puertos de Levante.
          La dama sucumbe en la sala del piso de pórfido, al lado de su lebrel blanco. Ha divisado en la penumbra de los aposentos la figura mortal de Empous, una larva de ojos de envidia y cabeza de asno, repulsada por Mefistófeles.


Poema extraído de El cielo de esmalte (1929).

José Antonio Ramos Sucre